La Clínica Veterinaria Jardín de la Reina nació gracias al impulso de quienes más importan: nuestros clientes y sus compañeros peludos. Fueron ellos quienes me animaron a trasladar mi forma de entender la medicina veterinaria a un centro donde todo el equipo compartiera la misma visión clínica.
Esa visión se basa, por supuesto, en una sólida formación en medicina de pequeños animales, pero también —y sobre todo— en un compromiso firme con el seguimiento personalizado de cada caso hasta su resolución. No nos limitamos a recetar tratamientos para justificar una visita; nuestro objetivo es que cada decisión médica mejore realmente la calidad de vida del animal.
Las pruebas diagnósticas —como analíticas, radiografías o ecografías— son herramientas fundamentales, pero sin un seguimiento continuo, pierden su valor. Por eso mantenemos una comunicación fluida con la familia, realizamos llamadas de control y nos implicamos activamente tanto en dolencias agudas como crónicas.
En esta clínica no solo volcamos nuestro conocimiento, también lo hacemos con el corazón. Sabemos que cada caso es único y que no siempre la solución estándar es la más adecuada. Por eso, presentamos distintas opciones, explicando ventajas e inconvenientes, y tomamos las decisiones junto a la familia del paciente.
Transparencia, claridad y sinceridad son los pilares que definen nuestro trabajo diario.