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Miedo a petardos: Cómo hacer que mi perro pase un San Juan tranquilo

Son muchos los perros que tienen miedo a los fuegos artificiales ya que combinan ruidos fuertes y luces intermitentes que resultan aterradoras para nuestros amigos perrunos. En este artículo trataremos de abordar las principales causas por las que los perros tienen miedo a los petardos, cómo prevenir que tengan miedo a los petardos y qué estrategias de tratamiento para la fobia a los petardos existen y cuáles son adecuadas.

¿Por qué tiene mi perro miedo a los petardos?

Cómo hemos explicado en la introducción, los fuegos artificiales tienen dos principales inconvenientes para que los perros puedan tolerarlos: producen un fuerte ruido y además hacen luces intensas e intermitentes. A esta combinación de estímulos desagradable para nuestros perros debemos sumarle la falta de previsibilidad (ya que no pueden saber cuándo habrá un petardo y cuándo no) y la imposibilidad de huir de eso que les está generando miedo.

Personalmente, considero que la sensación que experimentan nuestras mascotas en los días en los que hay petardos puede ser muy similar a si nos despertásemos un día y estuviéramos en un país en guerra pero sin saber el motivo por el que comenzó, cuándo acabará, si nos puede afectar algún proyectil y sin un lugar dónde escondernos. Si lo pensamos así, aunque sea una visión bastante antropomórfica, es fácil entender que a cualquier animal no habituado a este tipo de estímulos le resulte muy complicado afrontar este tipo de festividades. Sin embargo, tenemos formas de ayudar a nuestros perros para que, sin necesidad de eliminar el uso de fuegos artificiales, puedan llevarlo sin miedo.

¿Cómo puedo evitar que mi perro tenga miedo a los petardos?

La mejor forma de prevenir la fobia a los petardos es en el momento en que nuestro perro aún es un cachorro y está en periodo de socialización (de las 3 semanas a los 3 meses) ya que a nivel neurológico aún no se ha desarrollado el miedo y podemos (y debemos) habituarlos a los estímulos con los que tendrán que convivir en un futuro (personas, otros animales, tráfico, tormentas...) para evitar al máximo los problemas relacionados con el miedo y asegurar que nuestra mascota goce de un buen bienestar emocional.

Sin embargo, en muchas ocasiones nos encontramos que nuestro perro ya tiene miedo a los petardos (porque no lo hemos podido trabajar antes, porque ha tenido alguna experiencia traumática...) por lo que en este artículo nos centraremos en las medidas preventivas y de tratamiento para cuando nuestro perro ya tiene miedo a los petardos.

Gestionar el ambiente de casa:

Una pauta fundamental para que nuestro perro se sienta seguro el día de San Juan (y que podemos aplicar a los días de tormenta si nuestro perro tiene miedo también en estas ocasiones) es la creación de una zona segura.

La zona segura es un lugar dónde el perro puede ir a refugiarse si lo necesita, por supuesto que no debemos obligarle a ir allí y además necesitamos que sepa dónde está y que se sienta a gusto en la misma.

Zona segura:

Buscaremos una zona de la casa que, idealmente, quede algo resguardada del exterior (como una habitación interior o un baño que esté entre dos habitaciones) o bien un lugar dónde nuestro perro acostumbre a resguardarse (hay perros que se esconden debajo de la cama si tienen miedo).

Una vez escogido el lugar deberemos acondicionarlo un poco más para que sea realmente una zona segura para los días de fuegos artificiales.

Colocaremos un lugar de descanso (una cama o una manta) y un punto de agua. Durante unos días (idealmente con unas semanas de antelación) iremos introduciendo sesiones de juego y caricias en esa zona ya que el objetivo es que ese lugar sea un sitio agradable y seguro dónde el perro quiera ir por iniciativa propia.

Insonorización:

En la medida de lo posible insonorizaremos la zona para que el ruido se amortigüe aún más. Esto lo podemos lograr cerrando ventanas, bajando persianas, poniendo algo de música suave...

Calmar al perro:

Un mito muy extendido es que debemos ignorar al perro para no reforzar la conducta del miedo. 

El miedo es una respuesta emocional que aparece cuando el individuo se enfrenta a una situación o estímulo amenazante pero no es una conducta voluntaria por lo que no podemos reforzarla (ni tampoco castigarla). 

Lo que si que puede suceder, si nosotros estamos muy nerviosos y tratamos de calmar al perro de forma muy intensa es que lo pongamos más nervioso de lo que estaba en un inicio. Entonces, ¿qué hacemos? 

Lo que debemos hacer es mantenernos tranquilos, como si no estuviese sucediendo nada extraño, si el perro viene a buscar contacto con nosotros podemos dárselo, si queremos calmarlo podemos acariciarlo y permanecer junto a ellos, tal y como haríamos en cualquier otra situación normal.

Ayuda farmacológica

Existen múltiples compuestos que pueden ayudar a nuestras mascotas estos días.

Algunos son más naturales como nutracéuticos y feromonas que pueden servir de ayuda en casos menos intensos y siempre que se administren con al menos 15 días de antelación para que hagan efecto.

También existen diversos psicofármacos que están destinados a tratar la fobia a ruidos fuertes. Si nuestro perro tiene mucho miedo o no hemos podido trabajarlo con anterioridad es una buena opción para conseguir que no sienta miedo estos días.

Cualquier tratamiento farmacológico así como nutracéutico debe estar supervisado por un veterinario e idealmente especializado en etología (la medicina del comportamiento) ya que se trata de medicación que debe estar prescrita y adaptada al estado fisiológico del animal además de supervisado.

Qué no debemos hacer:

  • No debemos castigar al perro por tener o expresar miedo ya que solamente empeoraría la situación: nuestro perro necesita saber que “somos de fiar” y si se siente intranquilo puede acudir a nosotros ya que no le pasará nada malo cerca nuestra.

  • No debemos dejar a nuestro perro en un lugar sin cobijo (tal como jardines, balcones, etc.) ya que además de que el miedo que sentirá será mucho más intenso, puede escaparse y correr riesgo de ser atropellado, perderse etc.

  • No debemos pasear en horas de máxima actividad ya que corremos el mismo riesgo del punto anterior y nuestro perro sentirá muchísima ansiedad pudiendo incluso condicionar los paseos como una experiencia negativa que evitar también cuando no hayan petardos.

  • No debemos dar ningún producto para calmar a nuestro perro sin la supervisión de un veterinario ya que algunos producen ciertas interacciones en función de la medicación (e incluso antiparasitarios) que esté tomando el animal.

  • No debemos dar acepromacina (la famosa pastilla de los petardos) ya que es un componente que únicamente genera un bloqueo muscular por lo que el animal sigue sintiendo ansiedad pese a que no puede mostrarla. Es decir, sigue sintiendo el mismo miedo que sin tomarla pero la pastilla le incapacita a ladrar, moverse etc. Con normalidad por lo que aunque veamos a un perro aparentemetne tranquilo, realmente está asustado pero inmovilizado.

Esperamos que el artículo os haya sido de utilidad, si necesitáis ayuda específica con este tema u otros problemas de comportamiento podéis contactar con nosotras aquí.